Esther y Pablo adquirieron una vivienda en el barrio de l’Eixample de Valencia con la intención de transformarla en un hogar funcional y acogedor para su familia con hijos pequeños. Desde el primer momento, su objetivo fue adaptar el espacio a sus necesidades actuales, sin perder de vista el diseño ni el respeto por algunos elementos originales de la vivienda.
La distribución previa presentaba una organización clásica, con un salón orientado a fachada principal, mientras que la cocina y los baños volvían a patios interiores de menor tamaño, y los dormitorios daban al patio de manzana. La nueva configuración mantuvo la ubicación del salón-comedor, pero abrió la cocina a esta zona de día para crear un espacio más fluido y luminoso. Además, se eliminó el recibidor, integrando ese espacio en el área común, y se incorporó un lavadero funcional tras la cocina. Los baños se reubicaron estratégicamente en zonas interiores para conservar la privacidad, mientras que las habitaciones se mantuvieron en su posición original.
La cocina se planteó como un entorno práctico y bien aprovechado, con una isla central y un sistema de extracción integrado que evitó bajar los techos con una campana extractora tradicional. Se ubicó el máximo número de torres posibles para optimizar almacenaje y funcionalidad, sin comprometer la estética. En los baños se aplicaron griferías empotradas, papeles pintados de colores vivos y azulejos de pequeño formato, que aportan personalidad y profundidad al diseño.
Las puertas de la vivienda, con altura especial de 2,20 metros, se eligieron para reforzar la verticalidad del espacio y acompañar los techos altos. En el lavadero, se utilizó una puerta enrasada del mismo color que la pared, creando un efecto discreto que hace desaparecer su presencia. En el baño principal, se instaló una puerta corredera de vidrio translúcido, que permite la entrada de luz natural al vestidor contiguo, dotándolo de un carácter singular.
Los armarios, lacados en el mismo color que la cocina y con uñeros mecanizados, se integraron cromáticamente en el proyecto, aportando continuidad y coherencia al conjunto. En la entrada, se recuperó una parte del ladrillo caravista original, destacándolo con una iluminación lineal LED que lo convierte en un punto de interés visual y un homenaje a la historia del edificio.
La iluminación se resolvió en dos capas: una general mediante downlights y una más sutil, a través de iluminación indirecta y focos orientables. Esta combinación permite adaptarse a distintos momentos del día y crear ambientes diferenciados. Para la climatización, se instalaron dos unidades por conductos, una en el lavadero y otra en el baño secundario, sectorizando las zonas de día y noche. Esta solución permitió evitar la bajada de techos por vigas estructurales, manteniendo la altura de los espacios.
Con esta reforma, la vivienda de Esther y Pablo se ha convertido en un hogar moderno, cómodo y funcional, perfectamente adaptado a la vida en familia. Las decisiones estratégicas en la redistribución y los detalles cuidadosamente diseñados han permitido aprovechar cada metro cuadrado, sin renunciar a un proyecto coherente, luminoso y lleno de carácter.
Suscríbete a nuestra newsletter para estar al día de subvenciones, ventajas y actualizaciones de nuestras guías.