Inmaculada y Luis confiaron en nosotros para transformar por completo su vivienda en el barrio de Prosperidad, en Madrid. Su objetivo era claro: modernizar el espacio, mejorar las circulaciones interiores y dotar a la vivienda de mayor amplitud y luminosidad. La antigua distribución contaba con una cocina independiente, un pasillo largo y habitaciones pequeñas, elementos que condicionaban tanto el uso funcional del piso como la percepción del espacio.
La nueva distribución replantea completamente la zona de día. El salón y la cocina ahora se comunican en un espacio central amplio y fluido, donde la península actúa como nexo visual y funcional entre ambos ambientes. Se diseñaron tres dormitorios amplios, bien proporcionados y con buena ventilación, además de una habitación adicional pensada para el teletrabajo, que responde a las nuevas formas de vivir y habitar.
La cocina destaca por su elegancia funcional: todos los electrodomésticos están panelados, y la encimera de porcelánico aporta resistencia y ligereza visual. El conjunto se abre hacia el salón, favoreciendo la interacción entre las distintas zonas y ganando luz natural en todo el entorno. En los baños se eligieron azulejos decorativos de pequeño formato, que añaden textura y personalidad sin saturar el espacio.
Todos los armarios fueron realizados a medida, aprovechando al máximo el volumen disponible. En algunos casos se integraron hornacinas decorativas en tonos madera que aportan calidez y carácter a cada dormitorio. Las ventanas se renovaron por completo, instalando nuevas carpinterías de PVC con rotura de puente térmico, mejorando notablemente el confort térmico y acústico.
El suelo de toda la vivienda se unificó con una tarima laminada que recorre salón, dormitorios y zona de trabajo, mientras que en los baños se utilizaron porcelánicos por su resistencia y estética. En cuanto a la iluminación, se diseñó una combinación de luz directa y tiras LED indirectas que permiten crear diferentes ambientes según el uso y el momento del día.
Aunque la climatización aún no se ha instalado, se ha dejado completamente preparada la preinstalación para facilitar su incorporación en el futuro. Uno de los recursos estéticos más destacados del proyecto fue la utilización de los pilares existentes como elemento compositivo: en lugar de ocultarlos, se integraron como parte del diseño, aportando ritmo visual y delimitando espacios sin necesidad de cerrarlos.
Gracias a esta reforma, la vivienda de Inmaculada y Luis ha ganado amplitud, luz natural y confort. Las nuevas circulaciones y la zonificación de estancias permiten un uso más orgánico y agradable, adaptado a la vida actual, donde los espacios se sienten conectados, equilibrados y llenos de posibilidades.
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